La Carta Magna Regresa a los Archivos
Invierno de 2010, Vol. 42, Núm. 4
Donante compra documento histórico en subasta para mantenerlo en los Estados Unidos
Por David M. Rubenstein
La serendipia puede tener un papel importante en nuestras vidas.
Una de las ocasiones más serendipÃticas en mi vida ocurrió en diciembre de 2007. En un viaje de regreso del exterior, encontré en mi correo electrónico una invitación a una recepción pre-subasta para una copia de 1297 de la Carta Magna. La recepción resultó ser esa misma noche en la ciudad de Nueva York, y ocurrió que yo arribaba a Nueva York justo a tiempo para la recepción. Asà que rápidamente decidà ir, para ver al más famoso de los documentos. .
Cuando llegue a la recepción, conocà a la curadora a cargo de guiar la Carta Magna hacia una venta exitosa. Ella me informó que la copia siendo subastada pertenecÃa al ex-candidato presidencial Ross Perot, quien vendÃa el documento para permitir que su fundación financiara los gastos médicos de los veteranos de guerra iraquÃes. Él habÃa sido dueño del documento desde 1984, cuando lo compró de una familia británica que lo tenÃa desde hace más de 500 años; en años subsiguientes lo habÃa prestado a los Archivos Nacionales, donde generalmente lo tenÃan en exhibición desde principios del 1980.
También fui informado por medio de la curadora que el señor Perot no habÃa puesto ningunas restricciones a la venta del documento. Entonces se creÃa––y se preocupaba––que algún individuo adinerado podÃa comprar el documento y removerlo de los Estados Unidos. Resultó que, de las 17 copias del documento histórico aún en existencia, esta era la única cuyo dueño era era un ciudadano privado y la única en los Estados Unidos. Quince copias residen en instituciones británicas, y la otra está expuesta en el parlamento australiano. Ninguna de estas copias, habÃa sido informado, eran probables para ser vendidas.
Estos hechos me golpearon como particularmente inoportunos, pues la Carta Magna––aunque un producto del siglo trece en Inglaterra––realmente tuvo un impacto significativo en nuestro gobierno y en nuestros derechos básicos.
Una Decisión de Último Momento para Atender una Subasta
Los principios del debido proceso, juicio por jurado, habeas corpus, y la no representación sin impuestos, expuestos por la Magna Carta, además de otros, eran centrales a la ley jurisprudencial británica. Y esa ley jurisprudencial fue el fundamento de nuestra propia democracia. Por tal razón, cada una de las colonias encarnaba la mayorÃa de estos principios en sus estructuras de gobierno, y los padres fundadores también las pusieron en el corazón de la Declaración de Independencia (y, luego, la Carta de Derechos).
Asà que pensé serÃa apropiado intentar mantener esta copia de la Carta Magna en el paÃs––para asegurar que los estadounidenses pudiesen observarla, y de este modo ser continuamente recordados de su importancia para nuestro paÃs. Resolvà aquella noche regresar a Nueva York de Washington, DC (mi hogar), la próxima noche e intentar ganar la subasta.
Habiendo nunca asistido a una gran subasta en mi vida, no estaba seguro exactamente cómo mejor proceder. Imagina mi sorpresa cuando, después de regresar, la noche de la subasta, la curadora me acompañó a un cuarto pequeño y vacÃo y me instruyó recoger un teléfono para escuchar la subasta y comunicar algunas ofertas a ella. Esto era muy lejos del bullicioso piso de subastas tan representado en las pelÃculas y la televisión. Pero reunÃa que muchos de los licitadores en objetos particularmente valuables y de interés periodÃstico no querÃan ser vistos ofertando (o ganando), y estos cuartos privados son una solución.
La subasta pronto comenzó, y después de varias rondas de apuestas competitivas, fui deleitado––y sorprendido––al escuchar que mi oferta final habÃa ganado la subasta.
Luego habÃa sido informado por los oficiales de la casa de subasta que podÃa salir por una puerta y mantener la identidad de un nuevo dueño y el paradero de la Carta Magna un secreto (aparentemente por siempre).
DecidÃ, sin embargo, que querÃa que el público supiese allà entonces que destinaba al documento en un préstamo a largo plazo a los Archivos Nacionales como un regalo al paÃs y un pago modesto a mi deuda a este paÃs por mi buena fortuna de ser un estadounidense. Dije esto en frente de reporteros congregados en la subasta y entonces llamé al Archivista de los Estados Unidos par dejarle saber de mis planes. El Archivista en aquel momento, Allen Weinstein, estaba sumamente encantado.
Los Principios de la Carta Magna Proveen las RaÃces de la Democracia Estadounidense
Aún con el significado histórico de la Carta Magna, no muchas personas están conscientes del historial complicado de este documento.
En términos breves, a principios del siglo 13, Inglaterra y partes de Francia fueron esencialmente un paÃs regido por un monarca, el rey Juan. Durante este periodo, Juan orquestró varias guerras en Europa para recuperar tierra que habÃa heredado pero no estaba bajo su control.
Para financiar estas guerras, y para reconstruir las arcas oficiales, Juan demandó escutaje (un impuesto en vez de servicio militar) de los barones que habÃan rehusado unirse al esfuerzo de guerra. Los barones en cuestión comenzaron una serie de protestas, eventualmente capturando la ciudad de Londres. Era en este punto donde el Rey Juan acordó convenir con los barones para aquietar sus quejas.
Eso ocurrió el 15 de junio de 1215. Juan se encontró con aproximadamente cien barones en los llanos de Runnymede, no tan lejos donde hoy está el Castillo de Windsor en Londres. Ellos colectivamente acordaron a un acuerdo de paz donde el rey podÃa otorgar a los barones ciertos derechos. El documento original––escrito en latÃn––incluÃa 63 provisiones clave, de los cuales eran garantÃas del derecho de habeas corpus, el derecho de un juicio por sus pares, castigos proporcionales al crimen, y ningún impuesto sin representación. Estas posiciones dejaron a los barones satisfechos, y la paz fue restaurada por un tiempo, aunque, llegó a ocurrir, fue por un poco tiempo.
El problema con la Magna Carta acordada fue que habÃa pronto sido refutada por el Papa Inocencio III, quien reaccionó negativamente a una provisión ue establecÃa un comité de 25 varones que podÃan en cualquier momento reunirse y anular la voluntad del rey. Viendo esto como una afrenta a la autoridad de la Corona y la Iglesia (quien la Corona era esencialmente subordinada), el papa objetó a este acuerdo (efectivamente forzando al rey a anularlo), precipitando una guerra civil en Inglaterra que durarÃa hasta la muerte de Juan en octubre del 1216.
El hijo de Juan de nueve años, Henry, fue entonces coronado Henry III. Su regente, William Marshall, reinstalo la Carta Magna en noviembre de 1216, sin la principal causa ofensora mencionada arriba. Esta versión permanecerÃa en efecto hasta 1225, cuando Henry III, bajo asunción oficial del trono a la edad de 18 años, promulgó una versión más corta de la Magna Carta.
Cuando el hijo de Henry III Edward I se convirtió en rey, él se encontró en la misma situación de su abuelo––necesitado de dinero para reclamar tierras en Francia. Para asegurar ese dinero de sus súbditos, el nuevo rey fue obligado, mientras en guerra fuera de Inglaterra, a promulgar una nueva versión de la Carta Magna.
Esta versión de 1297 del documento es la versión final de la Carta Magna. Era, sin embargo, la primera Carta Magna puesta en el registro legal oficial de Inglaterra. Y la Carta Magna finalmente se convirtió en la ley oficial del paÃs. Aún está en ese registro legal y todavÃa en la ley de Inglaterra.
David M. Rubenstein es co-fundador y director de The Carlyle Group, una firma de capital privado, y presidente del consejo del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas.
Los artÃculos publicado en Prologue no necesariamente representan los puntos de vista de NARA o de alguna otra agencia del Gobierno de los Estados Unidos.